08 noviembre, 2012

¿Alguna vez haz perdido algo?


¿Algo que querías mucho? ¿Algo que te importaba mucho? ¿Algo que era parte de ti? ¿Algo que formaba parte de tu ser? Sí, yo lo he experimentado. 
Es parte de la vida, dicen. Nada es para siempre. Nada. Por más que prevengas de perderlo por más que luches porque no se vaya algo, ese algo siempre se va por una razón. Es como parar la lluvia con las manos, imposible. 
¿Duele? Sí, duele al alma. Claro, dependiendo de cuál sea tu pérdida y qué tanto afecto le tenías a lo que perdiste. Seres queridos, en especial. 

Te corroe por dentro, es como si una parte de ti muriera, algo irrecuperable, algo único que tenías con esa persona especial y que con ninguna otra tenías. Esas personas que se quedan en ti, aunque ya no estén presentes de manera física. Esas personas que te transfirieron conocimiento, parte de su ser, parte de su ser que se quedó dentro de ti. 

Para cuando te fuiste había ya tanto de ti en mí, que te quedaste.